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23.08.2021

Salida del Carbón

Salida del Carbón en Chile

Desde los años 90s, el crecimiento económico chileno ha estado aparejado a un continuo aumento de la demanda energética. Para garantizar el abastecimiento de energía luego de la pérdida del suministro de gas proveniente de Argentina en el año 2005, se construyeron plantas de energía, principalmente térmicas en base a carbón importado (casi 100% del carbón es importado). Pero los efectos sobre el clima hoy son claramente visibles: el total del sector energético chileno es responsable del 78% de las emisiones del país. De las cuales solo el 32% están relacionadas con la generación de electricidad. Antes, el 40% de la energía eléctrica requerida, se generaba a partir de carbón. En 2024, está cifra ha bajado a menos de 20%. Hay 20 (antes 28) unidades de centrales eléctricas de carbón con una capacidad total instalada de 3.8 GW (5.5 GW, 2019), operadas por dos multinacionales y una empresa nacional.

 

Como perspectiva para el futuro, sin embargo, Chile tiene el potencial de ofrecer más de 1.800 GW en energía renovable. Las ambiciones de descarbonización se ven subrayadas por una prevista salida total del carbón. En 2018 se creó una Mesa de Retiro de plantas a carbón (comisión del carbón) para elaborar las medidas recomendadas por el Gobierno y evaluar diversas estrategias de salida. El 11 de junio de 2018 se realizó la primera reunión de la Mesa de Retiro y/o Reconversión de Unidades a Carbón con 25 representantes de empresas e instituciones. Hasta enero de 2019, se celebraron un total de nueve reuniones de la Comisión del Carbón. El 4 de junio de 2019 el ex-presidente chileno Sebastián Piñera anunció el inicio de la salida con el cierre de ocho centrales eléctricas a carbón para el año 2024. Se han firmado protocolos oficiales con cada uno de los cuatro operadores de las centrales, en los que las empresas se comprometen a descarbonizar y declaran su voluntad de invertir en energías renovables al mismo tiempo.

Estos compromisos concretos se han ampliado. En la COP25, se agregaron dos plantas de carbón a la primera fase del periodo de retirada del carbón. Desde entonces, ha habido más anuncios para acelerar el proceso por parte del gobierno y de los operadores. De mayo de 2020 a julio de 2021, se agregaron ocho plantas adicionales a la fase de cierre. Gracias a estos esfuerzos, Chile está bien encaminado a la retirada del carbón de su matriz energética, esperando haber cerrado 18 de las 28 plantas generadoras a carbón, equivalentes al 65% de la capacidad de generación eléctrica en base a este energético, para 2025. Los cierres posteriores a 2025 se definirán dependiendo del desarrollo de la demanda de electricidad del país, y de la velocidad con la que se incorporen energías renovables al sistema eléctrico chileno. Para 2040, a más tardar, se cerrarán todas las centrales eléctricas de carbón en Chile.

Temas tratados en la Mesa de Retiro / Reconversión de Unidades de plantas a Carbón

La necesaria reestructuración de la generación de energía tiene amplias repercusiones en varias áreas. Por un lado, debe asegurarse la integración de energías renovables más variables, como la eólica y la solar, dentro de la red eléctrica. La estabilidad del sistema eléctrico chileno (red lineal con carácter insular) y la escasa antigüedad de algunas centrales eléctricas de carbón existentes (el 64% de las centrales eléctricas tienen menos de 10 años) se identificaron como temas especialmente delicados. Por otra parte, la dependencia económica de las comunidades donde funcionan las centrales eléctricas de carbón y la de los trabajadores de las minas de carbón son elementos cruciales a tener en consideración cuando no existen otras alternativas económicas. También se requiere una conversación con la sociedad civil para lograr y mantener la aceptación social de los parques eólicos y las plantas fotovoltaicas. Por consiguiente, el apoyo de las comunidades a una "transición justa" reviste especial importancia, así como la búsqueda de alternativas técnico-económicas para aprovechar la infraestructura de las centrales eléctricas de carbón retiradas del servicio. Un ejemplo es la posible conversión de una central de carbón a un sistema de almacenamiento de energías renovables (la llamada "Batería Carnot"), un proyecto que está siendo discutido actualmente por la GIZ (junto con el Centro Aeroespacial Alemán DLR) y los operadores de las centrales.

Para facilitar los pasos políticos dados en Chile, la GIZ estuvo representada en la comisión del carbón y ha creado una base factual reconocida para la eliminación del carbón mediante estudios básicos en el marco del programa 4e (Proyecto "Descarbonización del sector energético chileno", financiado por el BMU).

"Phasing Out Coal in Chile and Germany" – Un análisis comparativo

La “salida del carbón” es el termino de moda en la transición energética internacional. Desde que la primera planta a carbón entró en operación en 1882, el carbón ha sido la fuente primaria de energía para la producción de electricidad en el mundo, y es actualmente responsable de alrededor del 20 por ciento de las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero

Dada esta monumental huella de emisiones, el uso continuo de carbón no es compatible con la necesidad de una rápida descarbonización. Es más, dado los avances en el desarrollo de tecnologías renovables, incluyendo la reducción asociada de costos, continuar dependiendo del carbón para la generación de electricidad es económicamente irracional.

Mientras que el ratio de expansión de las plantas alimentadas por carbón es aún mayor que aquel de cierre de plantas, la utilización actual de la siempre-creciente flota de carbón va disminuyendo. Desde el 2018, esto ha significado una reducción de generación de electricidad vía carbón de un 7 por ciento. Considerando los efectos de la crisis económica desatada por la pandemia, la creciente competitividad de generación vía renovables, y la adopción de medidas para impulsar una recuperación ecológica de la economía, el fin del carbón pareciera ser inevitable.

Estas son buenas noticias para el clima y la eficiencia general de nuestras economías. Pero los cambios estructurales asociados con la salida del carbón pueden ser profundos. Por esta razón, los legisladores deben trabajar duro para reconciliar los intereses conflictivos de inversionistas, trabajadores, y comunidades.

En este estudio, desarrollado por Agora Energiewende, GIZ, el Instituto Ecológico de Berlín, y la Energy Partnership Chile-Alemania, analizamos las experiencias que Chile y Alemania han acumulado en esta área, para extraer lecciones para los legisladores que deban navegar los desafíos de la salida del carbón en sus propios países.

Resumen de hallazgos clave:

  1. La salida del carbón es inevitable, e implica un cambio estructural profundo que debe ser administrado cuidadosamente, involucrando a los stakeholders de las regiones afectadas. Involucrar en forma temprana a las partes interesadas permitirá la conciliación de intereses divergentes ­– definiendo las medidas adecuadas para una transición justa y apoyo duradero de los stakeholders.
  2. Sustituir el carbón con electricidad renovable es clave para que las estrategias, directas e indirectas, de electrificación puedan transformar los mercados de energía nacionales e internacionales. Por medio de una planificación energética robusta y un marco regulatorio efectivo y adaptativo, con enfoque en flexibilidad de oferta y demanda, asegurará el logro y eficiencia de los procesos.
  3. Una visión consensuada y la estrategia para la retirada del carbón son señales políticas y económicas que proveen atractivas oportunidades de inversión. Acuerdos deberán ser sólidos y flexibles, para adaptarse a los rápidos cambios en tecnologías, conductas de inversión, y políticas climáticas.
  4. Los inversionistas están listos para aprovechar las oportunidades y modelos de negocios ofrecidos por la descarbonización de los sistemas energéticos. Dada la baja continua de los costos de tecnologías de energías renovables, la puesta en marcha de un sistema de energías renovables inteligente, digitalizado, descentralizado y flexible representa una oportunidad atractiva de crecimiento económico para los inversionistas y para los países.

En la reunión virtual del Comité Directivo del 29 de enero, el Ministro chileno Juan Carlos Jobet y el Secretario de Estado Andreas Feicht acordaron establecer dos grupos de trabajo, "Carbon phase-out, renewables phase-in" e "Carbon Neutral Innovations". En este último, el BMWi y el Ministerio de Energía de Chile colaboran en la búsqueda de formas para llevar a cabo un proceso de transición exitoso y justo desde un sistema de energía fósil a uno renovable.

 

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