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03.03.2025

Salida del Carbón

La descarbonización en Chile

Desde la década de los 1990, Chile ha experimentado un crecimiento económico constante, lo que ha provocado un aumento constante de las necesidades energéticas del país. Con el fin de garantizar un suministro energético suficiente tras la crisis de la escasez de gas natural argentino en 2005, se procedió a la construcción de nuevas centrales térmicas de carbón importado (casi el 100 % del carbón debe importarse). No obstante, los efectos sobre el clima son hoy claramente visibles: el sector energético chileno es responsable del 78% de las emisiones del país, de las cuales el 32 % corresponde a la generación de electricidad. Anteriormente, el 40% de la generación eléctrica de Chile se basaba en el carbón, sin embargo, en enero de 2025, esta cifra se ha reducido a menos del 20%. Actualmente, 17 centrales eléctricas de carbón con una capacidad total instalada de 3,8 GW (5,5 GW en 2019) de dos multinacionales y una empresa nacional se encuentran en funcionamiento.

Como perspectiva para el futuro, sin embargo, Chile tiene el potencial de ofrecer más de 1.800 GW en energía renovable. Las ambiciones de descarbonización se ven subrayadas por una prevista descarbonización total hasta el 2040. En 2018 se creó una Mesa de Retiro de plantas a carbón (comisión del carbón) para elaborar las medidas recomendadas por el Gobierno y evaluar diversas estrategias de para la descarbonización del sector energético. El 11 de junio de 2018 se realizó la primera reunión de la Mesa de retiro y/o reconversión de centrales a carbón con 25 representantes de empresas e instituciones, subiendo el número de reuniones a 9 en total hasta enero de 2019. El 4 de junio de 2019 el entonces presidente chileno Sebastián Piñera anunció el inicio de la descarbonización con el cierre de ocho centrales eléctricas a carbón para el año 2024. Se han firmado protocolos oficiales con cada uno de los cuatro operadores de las centrales, en los que las empresas se comprometen a descarbonizar y declaran su voluntad de invertir en energías renovables al mismo tiempo.

Estos compromisos concretos se han ampliado. En la COP25, se agregaron dos plantas de carbón a la primera fase de la descarbonización. Desde entonces, han habido más anuncios para acelerar el proceso por parte del gobierno y de los operadores. Entre mayo de 2020 a julio de 2021, se agregaron ocho plantas adicionales a la fase de cierre. Gracias a estos esfuerzos, Chile está bien encaminado a la descarbonización de su matriz energética, esperando haber retirado 18 de las 28 plantas generadoras a carbón, equivalentes al 65% de la capacidad de generación eléctrica en base a carbón, para el 2025. Los retiros posteriores a 2025 se definirán dependiendo del desarrollo de la demanda de electricidad del país, y de la velocidad con la que se incorporen energías renovables al sistema eléctrico chileno. Para 2040, a más tardar, todas las centrales eléctricas de carbón en Chile deben haberse retirado.

Temas tratados en la Mesa de retiro / reconversión de centrales de carbón

La necesaria reestructuración de la generación de energía tiene amplias repercusiones en varias áreas. Por un lado, debe asegurarse la integración de energías renovables más variables, como la eólica y la solar, a la red eléctrica. La estabilidad del sistema eléctrico chileno (red lineal con carácter insular) y la existencia de algunas centrales eléctricas de carbón de poca edad (el 64% de las centrales eléctricas tienen menos de 10 años) se identificaron como temas especialmente delicados. Por otra parte, la dependencia económica de las comunidades donde están ubicadas las centrales eléctricas a carbón y la de los trabajadores de las minas de carbón son puntos claves a tomar en cuenta cuando no existen otras alternativas económicas. También es necesario entablar un diálogo con la sociedad civil para lograr y mantener la aceptación social de los parques eólicos y las plantas fotovoltaicas. Por consiguiente, el apoyo de las comunidades a una "transición justa" es especialmente importante, así como la búsqueda de alternativas técnico-económicas para aprovechar la infraestructura de las centrales eléctricas de carbón retiradas del servicio. Un ejemplo es la posible conversión de una central de carbón a un sistema de almacenamiento de energías renovables (el llamado "Batería de Carnot"), un proyecto que actualmente se está discutiendo por la GIZ (junto con el Centro Aeroespacial Alemán DLR) y los operadores de las centrales.

Para facilitar los pasos políticos dados en Chile, la GIZ estuvo representada en la comisión del carbón y ha sentado las bases para la eliminación del carbón mediante estudios en el marco del programa 4e (Proyecto "Descarbonización del sector energético chileno", financiado por el BMU).

La descarbonización en Chile y Alemania - un análisis comparativo

La “descarbonización” es el termino de máxima actualidad en la transición energética internacional. Desde que la primera planta a carbón entró en funcionamiento en 1882, el carbón ha sido la fuente primaria de energía para la producción de electricidad en el mundo, y causa actualmente alrededor del 20 por ciento de las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero.

Dada esta enorme huella de emisiones, el uso continuo del carbón no es compatible con la necesidad de una rápida descarbonización. Además, tomando en cuenta los avances en el desarrollo de tecnologías renovables, incluyendo la reducción de costes asociados, es economicamente irracional seguir dependiendo del carbón para la generación de electricidad.

Mientras que el ratio de expansión de las plantas de carbón es aún mayor que el del cierre de plantas y aunque la flota de carbón no deja de crecer, su utilización actual va disminuyendo. Desde el 2018, esto ha significado una reducción de la generación de electricidad a partir de carbón de un 7 por ciento. Considerando los efectos de la crisis económica desatada por la pandemia, la creciente competitividad de la generación de energía a partir de fuentes renovables, y la adopción de medidas para impulsar una recuperación ecológica de la economía, el fin del carbón parece ser inevitable.

Esta es una buena noticia para el clima y para la eficiencia general de nuestras economías, sin embargo los cambios estructurales asociados con la descarbonisación pueden ser profundos, por lo cual, los legisladores deben comprometerse a reconciliar los intereses contrapuestos de inversores, trabajadores, y comunidades.

En este estudio, desarrollado por Agora Energiewende, GIZ, el Instituto Ecológico de Berlín, y la Energy Partnership Chile-Alemania, analizamos las experiencias que Chile y Alemania han adquirido en esta área, para extraer lecciones destinadas a los legisladores que deban abordar los desafíos de la salida del carbón en sus propios países.

Resumen de hallazgos clave:

  1. La salida del carbón es inevitable e implica un cambio estructural profundo que debe administrarse cuidadosamente, involucrando a los stakeholders de las regiones afectadas. Integrar a las partes interesadas de forma temprana permitirá la conciliación de intereses divergentes ­– definiendo las medidas adecuadas para una transición justa y un apoyo duradero de los stakeholders.
  2. La sustitución de energía basada en carbón con energía renovable es clave para que las estrategias, directas e indirectas, de electrificación puedan transformar los mercados de energía nacionales e internacionales. Mediante una planificación energética sólida y un marco regulatorio efectivo y adaptativo, que se centre en la flexibilidad de la oferta y la demanda, se asegurará el éxito y la eficiencia de estos procesos.
  3. Una visión consensuada y una estrategia para la descarbonización son indicadores políticos y económicos que ofrecen atractivas oportunidades de inversión. Los acuerdos deberán ser sólidos y flexibles a la vez, para adaptarse a los rápidos cambios tecnológicos, de conducta de inversión, y de políticas climáticas.
  4. Los inversores están listos para aprovechar las oportunidades y los modelos de negocios que ofrece la descarbonización de los sistemas energéticos. Visto la continua reducción de los costes de tecnologías de energías renovables, la implementación de un sistema inteligente, digitalizado, descentralizado y flexible de energías renovables, representa una oportunidad atractiva de crecimiento económico para los inversores y para los países.

Reunión (virtual) del comité directivo - 29 de enero 2020

En la reunión virtual del Comité Directivo del 29 de enero, el Ministro chileno Juan Carlos Jobet y el Secretario de Estado Andreas Feicht acordaron establecer dos grupos de trabajo, "Carbon phase-out, renewables phase-in" e "Carbon Neutral Innovations". En este último, el BMWi y el Ministerio de Energía de Chile colaboran en la búsqueda de formas para llevar a cabo un proceso de transición exitoso y justo desde un sistema de energía fósil a uno renovable.

 

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